En 1492,
Cristóbal Colón Pisó nuestro continente, por primera
vez; después de 1516, luego de Américo Vespucio, Juan Díaz
de Solís se adentró en el Río de la Plata; más
tarde, en 1520, Hernando de Magallanes exploró las costas del sur de
nuestro continente, hasta llegar al estrecho que hoy lleva su nombre. En 1526,
Sebastián Gaboto navegó los ríos penetrando en el interior
del territorio. Pero el primero en desembarcar en estas tierras fue don Pedro
de Mendoza, a quien se le debe los primeros caballos y ganado vacuno que conoció
esta parte del continente, y nosotros en particular, un nombre que nos identifica
en el mundo: LUJÁN.
Fue un 3 de febrero de 1536 (44 años después de Colón)
cuando Mendoza (hijo de doña Constanza de Luján) fundó
el fuerte en honor a la Virgen protectora de los navegantes, llamó
"Puerto de Santa María del Buen Aire".
Desde aquellos lejanos tiempos, viene la raíz histórica de nuestra
ciudad, ya que entre los 800 hombres que descendieron de aquellas 14 carabelas
que atracaron en estas costas, se contaba un caballero que dejaría
su nombre a un pueblo y a una Virgen generadora de un gigantesco movimiento
de Fe : el Capitán Pedro de Luján.
Algunas hipótesis sostienen que el nombre de Luján deriva de
la nación de los indios LOJAES (primitivos habitantes de estas tierras),
mientras que basados en antiguos documentos, otros afirmaron que el río
ya llevaba el nombre de HUYAN o SEHUYAN.
Pero la discusión quedó cerrada por el peso de la tradición,
o de la versión histórica más aceptada: la que afirma
que el río lleva el nombre del capitán español que perdiera
la vida en sus orillas, luego de la batalla que los conquistadores perdieran
contra los indios querandíes, un 15 de junio de 1536, día en
que se celebraba la festividad de Corpus Christi.
La historia cuenta que los indios poco esperaron para incendiar las naves
y el caserío de los intrusos, y que entonces, unos 300 españoles
salieron en son de escarmiento y en procura de víveres. Al toparse
con los nativos, sufrieron una derrota que les ocasionó 38 bajas, entre
las cuales se encontraba Diego de Mendoza y el Capitán Luján. Durante
el fragor de la batalla, el caballo de Pedro de Luján se "espantó"
sin que éste pudiera sujetarlo por encontrarse mal herido; y llegando
a la orilla derecha de un río que hoy lleva su nombre, el caballero
español cayó ya sin vida, siendo sus huesos encontrados días
después y su caballo pastando en las cercanías.
Según algunos estudiosos, el combate debió librarse no muy lejos
de donde 100 años más tarde se produciría la milagrosa
detención de la Carreta de la Virgen, y el Capitán Luján,
habría venido a Morir en los alrededores de un paraje llamado años
más tarde "El Árbol Solo", en donde tiempo después nacía
la gran ciudad mariana de Luján.
Desanimados por la bravura de los querandíes, los conquistadores no
tardaron en abandonar estas tierras. Entre tanto, en aquella inmensa desolación,
el ganado vacuno y caballar empezó a multiplicarse a gran escala y
en estado salvaje, al tiempo que los indios comenzaban a familiarizarse con
estos animales y a adquirir una inigualable destreza en el manejo del caballo,
con los que dieron vida a aquellos aterradores malones, que tanto atormentaron
a los españoles.
Luego de 44 años, en 1580, los conquistadores vuelven a la carga, esta
vez a las órdenes de don Juan de Garay, quien fundó un nuevo
fuerte en el mismo lugar donde lo había hecho don Pedro de Mendoza.
En ese mismo momento, comenzó a repartir tierras entre sus acompañantes,
y un límite natural para la citada distribución de "suerte de
estancia", lo constituyó nuestro río, el cual, a la llegada
de Garay, ya era llamado con el nombre de Luján. Queda claro entonces
que el río era llamado Luján, la vasta región que éste
atravesaba, era denominada "Valle de la Muerte", "Valle de la Matanza", o
"Valle de Corpus Christi", por la batalla del 15 de junio de 1536; y dentro
de esta zona estaba lo que se llamó El Árbol Solo (posiblemente
un solitario sauce), el cual sirvió de referencia geográfica
para el reparto de estas tierras.
Nada más que campo era este sitio
cuando sucedió el "Milagro de la Carreta" en 1630. Nada más
que la imponente soledad de la pampa, un sauce y un vado de tierra firme por
donde atravesar el río.
Las primeras "suerte de estancia" en esta región
fueron adjudicadas en los primero años del siglo XVII.
Al capitán
don Marcos de Sequeyras, le fueron asignadas estas tierras un 24 de octubre
de 1637. Al poco tiempo, construyó el casco de su estancia (un rancho
de adobe y paja) a orillas de nuestro río paterno, a la altura de la
actual Avenida Doctor Muñiz. La razón por la cual debieron transcurrir
algunas décadas, desde el primer reparto de tierras, hasta que en el
paraje llamado "El Árbol Solo" se establecieran los primero españoles,
ni la gran extensión de tierras asignadas, ni la riqueza natural que
ellas ofrecían, ni la abundancia del ganado vacuno y caballar que parecía
manar de la tierra, resultaron elementos suficientes para que los conquistadores
vieran sus sueños realizados. Porque la soledad de estas tierras, más
la constante acechanza de los malones, en la mayoría de los casos,
hacía que los improvisados estancieros decidieran finalmente cambiar
sus extensas tierras por un poco de tranquilidad, la cual, la encontraban
en Buenos Aires, abandonando así sus sueños de terratenientes.
Por esta razón, las tierras volvían a ser asignadas y nuevamente
abandonadas por idéntico motivo, hasta que volvían a recibir
a nuevos dueños. No obstante en cada nuevo intento, cada estancia se
transformaba en un puesto de avanzada, en un puesto de frontera. Nada más
que eso fuimos en nuestros orígenes, un puesto de frontera en medio
de una inmensidad de la pampa; y antes aún, nada más que un
punto perdido en medio del reino del silencio que gobernaba a estas interminables
soledades. Un lugar sin nombre siquiera, y sin motivo alguno para tenerlo.
Pastos resecos por el sol de enero, la ingobernable furia del pampero, la
siempre acechante ferocidad de la indiada, alguna yunta de ñandúes
allá a lo lejos y poco más, muy poco más...... Pero en
los tiempos de la escarcha, era peor aún, una rotunda nada se cernía
sobre estos campos, nada que delate la presencia de la vida nada más
grande , abierto, callado y misterioso que la profundidad del silencio de
estos campos, en donde hoy se yergue una ciudad en donde los caminos de la
Fe y de la Historia, se han dado cita para elevar el nombre de Luján
hasta un sitial de privilegio en la historia social, política y religiosa
de nuestra Nación. Y fue así, que con marchas y contramarchas,
en medio de aquella falsa calma que precedía a la tormenta de los malones
y del pampero, el español se fue abriendo paso a través de la
inmensidad. Aquello era Luján, el imperio de la incertidumbre, de la
amenaza y de una monotonía impregnada de constante zozobra. Corría
el año 1630. Si bien era Lima la capital del virreinato, el centro
cultural y económico de América del sur tenía lugar en
Potosí. Y hacia esos lugares había que dirigirse por cualquier
asunto de cierta importancia. En consecuencia, los viajeros que partían
desde Buenos Aires, estaban obligados a atravesar por el vado del río
que se encontraba en las cercanías de un punto geográfico llamado
"El ÁRBOL SOLO", en cuya zona, año más tarde nacía
la ciudad de Luján. Pero éste no era el único camino
para dirigirse hacia las Provincias del Norte, ya que había otro que
seguía poco más o menos el recorrido de la actual Ruta Nacional
Nº 8, el cual fue declarado en desuso en 1663, al mismo tiempo que se
ordenaba la utilización obligatoria que pasaba por Luján, recibiendo
además del nombre de "Camino Real para los Reinos de Chile y Perú".
Las raíces más profundas de esta historia, llegan hasta un nombre,
el de Antonio Farías de Sáa, portugués que reside en
Sumampa (jurisdicción de Córdoba del Tucumán, hoy Santiago
del Estero), quiso construir una capilla en su propiedad, para dedicársela
a la Imagen de la Pura y Limpia concepción de la Santísima Virgen
María. Le encargó entonces a un amigo de Pernambuco (al nordeste
de la costa de Brasil) una imagen de María, sabiendo que aquel lugar,
al igual que Bahía era famoso por la fabricación de imágenes
religiosas construidas en terracota. Hacia el centro y sur, Minas Gerais
y San Pablo, también fueron prestigiosos centros de fabricación
de estas imágenes. Recientemente descubiertos, parecen indicar que
en el Valle de Paraíba (Jurisdicción de San pablo) fue modelada
nuestra efigie. Lo que no está en discusión, es su origen brasileño,
pues en general, las imágenes importadas procedían de Europa
o del Alto Perú y eran de madera policromada. Nunca se supo la razón,
pero lo cierto fue que el paisano de Brasil, en lugar de una, le envió
dos imágenes. Una conforme lo había solicitado Farías,
era la de la Pura y Limpia Concepción de la Santísima Virgen
María, y la otra era de la Madre de Dios con el niño Jesús
en sus brazos, que fue la que realmente llegó a Sumampa, ya que la
otra fue la protagonista del milagro fundador del culto a la Virgen de Luján.
El 21 de marzo de 1630 el navío "San Andrés" arribó al
puerto de Buenos Aires transportando las dos sagradas imágenes, las
que con el resto de las mercancías fueron decomisadas en la Aduana,
en tanto que Andrea Juan (dueño del navío) y sus acompañantes
fueron detenidos, posiblemente por tratarse de un asunto de contrabando. La
oportuna intervención de Bernabé González Filiano, de
gran poderío económico en aquellos tiempos, amigo de Andrea
Juan y de Farías, hizo posible que todos fueran liberados y que pudieran
proseguir con el itinerario preestablecido. Además de solucionar su
problema con la Aduana, el portugués Andrea Juan debió esperar
un tiempo hasta que una caravana de carretas partiera con el mismo rumbo que
él debía emprender y unirse a ellas, ya que tan largo viaje
no podía ser realizado de otra manera. De modo que, a principio de
mayo comenzaron la marcha como un viaje más, ignorando que a pocas
horas les aguardaba un hecho sobrenatural que inscribiría su nombre
en los libros de historia y que daría origen a unos de los cultos más
grandes de la fé mariana. La lógica recomendaba tomar por el
camino de "EL ÁRBOL SOLO", pero razones comerciales o de amistad hicieron
que marcharan por el otro. Fue así que, al anochecer del primer día,
la caravana se detuvo frente al río de las Conchas, en un lugar llamado
más tarde paso de Morales (hoy partido de la ciudad de Morón)
y una vez reanudado el camino y vadeado el río, llegaron al atardecer
del segundo día, a orillas del río Luján, haciendo noche
en una propiedad que se conocía como la estancia de Rosendo. La permanente
amenaza que constituían los indios, sumada a otros peligros propios
de estas desolaciones, hacían necesaria la presencia de jinetes armados
que custodiaran la caravana a lo largo de todo el viaje, y fue de esta manera
como llegaron a acampar toda la noche, formando una especie de fortín
con las carretas, para protegerse entre sí, mientras los animales pastaban,
bebían agua en el río y se reponían del cansancio de
una larga jornada de trajín. Los viajeros, reunidos en torno a la fogata,
conversarían, seguramente de sus cosas, mientras se iba poniendo a
punto la carne en el asador, y una vez saciado el apetito, a medida que el
fuego se iba apagando, uno a uno los troperos eran vencidos por el sueño,
mientras que un centinela de turno vigilaba las inmediaciones. Y cuando las
primeras luces del nuevo día comenzaron a asomar en el interminable
horizonte para dar vida a una nueva mañana de aquella primera quincena
de mayo de 1630, los preparativos para reanudar la marcha estaban llevándose
a cabo, cuando lo sobrenatural se hizo presente. Como amarrada a la tierra
por una fuerza invisible, la carreta no se movía de su lugar, muy a
pesar de que los robustos y pacientes bueyes emplearan todas sus fuerzas.
No advertido del misterioso suceso, el carretero ató otras yuntas,
a la vez que los troperos de la caravana iban rodeando la carreta, movidos
por la curiosidad y con ánimo de ayudar. Luego de mil inútiles
tentativas, por consejo de los demás, el carretero bajó toda
la carga al suelo (que no era mucha) y los bueyes lograron mover la carreta,
con toda facilidad. El caso mantenía perplejos a todos los presentes,
dado que con esa misma carga se había viajado normalmente los días
anteriores. Se cargaron nuevamente los bultos, y la carreta volvió
a quedar inmóvil. Los rudos y experimentados troperos estaban atónitos.
Uno de ellos (quizá por inspiración Divina) sugirió bajar
a uno de los cajoncitos, pero los bueyes no pudieron avanzar; se propuso entonces,
subir dicho cajón y bajar el otro, con lo cual, la carreta volvió
a moverse con toda normalidad. Aquí fue cuando llegó la admiración
a romper el silencio, a soltarse la lengua de todos en piadosos clamores y
los ojos liquidarse en lágrimas de enternecimiento, levantando todos
el grito y repitiendo a una voz: ¡Milagro! ¡Milagro! ¡Esto
es obra de Dios!. Pasado este primer momento, se apoderó de todos ellos
la natural curiosidad de contemplar la prenda de tanto valor, que estaba encerrada
en aquella arca. Uno de los asistentes, no sin profunda emoción, sí,
con legítimo estremecimiento procedió a la apertura del cajón;
y todos fueron testigos de que el tesoro que contenía era bien en efecto,
como había declarado el portugués conductor del carretón,
un bello simulacro de bulto de la Purísima Concepción de la
Virgen, como de media vara de alto. ¡Encantadora y hermosa se presentó
a los ojos de todos los circunstantes la Sagrada Imagen de María Inmaculada!.Al
punto llenos todos de la más dulce emoción y piedad y postrados
en tierra la veneran; e imprimen en ella sus más fervientes besos,
entre los tiernos afectos que pronuncian sus lenguas en alabanzas a Dios y
a su dulcísima madre, y abundantes lágrimas de gozo y de consuelo
que corren de sus ojos. Así estuvieron algún tiempo suspensos,
llenos de alegría ante la Sagrada Imagen; más, luego que sus
tiernas demostraciones dieron lugar a los discursos, resolvieron llevarla
todos juntos y con el mayor respecto y devoción a la propia morada
de don Rosendo. Formaron, con este fin, todos los asistentes una procesión
sencilla y acompañaron así formados a la Santa Imagen, con más
fervor y enternecimiento que aparato y solemnidad. Llegados a la humilde morada
de don Rosendo, depositaron la luego en el aposento más decente
de ella, y habiéndola colocado en el rústico trono que, en medio
de sus cortos alcances, le improvisaron, de nuevo se postraron unánimes
a rendirle homenaje. Después de haber, de esta suerte, satisfecho las
ansias de su devoción para con la Soberana Señora, los felices
troperos con harto sentimiento se despidieron de la venerable Imagen, para
proseguir su camino hacia su destino; llevándose consigo aquella otra
Imagen destinada a la Ermita de Sumampa, y esparciendo la voz de los prodigios
de que han sido testigos, por todos los pagos de su tránsito; de modo
que al poco tiempo, la fausta nueva fue conocida en todos los ámbitos
de la Gobernación del Río de la Plata y de la de Tucumán.
La detención de la carreta había sucedido en la actual localidad
de Villa Rosa, (partido de la actual ciudad de Pilar) ubicada sobre la ruta
que une la ciudad de Pilar con la de Escobar. El Milagro comenzó a
difundirse, al tiempo que los fieles iba llegándose hasta la estancia
de don Rosendo. A tres años del portento, fue necesario construir una
ermita junto a la casa que en principio había servido de improvisado
oratorio; un modesto rancho de adobe y paja, una cruz en lo alto que lo distinguía
en aquella dilatada soledad, fue la nueva morada de la Santa Imagen que estaba
colocada en un nicho apoyado sobre un rústico altar. Y así en
aquella pequeña y humilde ermita, transcurrieron unos 40 años,
durante los cuales, el primer y principal propagador del culto fue un esclavo
de nombre Manuel que venía como una mercadería más en
el cargamento que vino desde acompañando a la Imagen desde Brasil.
Desde el momento del Milagro, el Negro Manuel fue consagrado por completo
al cuidado de la Santa Imagen, aseando el altar y no dejando que por causa
alguna le faltase luz ardiente a su ama, reconociéndose él mismo
como el verdadero y exclusivo esclavo de la Virgen. Atendiendo a los enfermos,
enseñando el camino de Dios y consolando a los afligidos, eran las
obras de misericordia en las que los peregrinos lo veían siempre ocupado.
En su venerable ancianidad, vestido de tosco sayal, con una larga barba blanca
a manera de ermitaño, y con un profundo aspecto místico, lo
encontró la muerte, supuestamente en 1686, a los 82 años de
edad, cuando el esclavo de la Virgen había alcanzado una gran influencia
sobre los creyentes, llegando a ser amigo y consejero de todos ellos. Hallándose
el Negro Manuel en la última etapa de sus enfermedad dijo un día
que su ama le había revelado que había de morir un viernes,
y que el sábado siguiente lo llevaría a la gloria. En efecto,
su muerte aconteció el día mismo que había dicho. Es
tradición que por sus insuperables méritos, su cuerpo fue sepultado
detrás del Altar Mayor, descansando a los pies de su siempre bien amada
Madre. No resultaría extraño que, a la distancia de tantos años,
alguno datos sobre Manuel hayan sufrido algunas deformaciones, y que el pueblo
llegara a idealizar un tanto la vida de quien sin duda, fue la figura más
querible de esta monumental obra de fe, siendo por ello que su memoria ha
de perdurar siempre bendita en el corazón de los creyentes.
Corría
el año 1666, y tanto la estancia de Rosendo como la capilla, debido
a la indolencia de los dueños, habían caído en un total
abandono, debiéndose al Negro Manuel que el culto haya permanecido
vivo en aquellos largos años de desolación. Casi cuarenta años
habían pasado desde aquella gloriosa mañana de mayo de 1630
y el culto aún no había sido oficializado. La máxima
jerarquía eclesiástica no se había expedido sobre el
MILAGRO DE LA CARRETA, siendo que los dueños eran clérigos de
gran influencia, quienes creyeron librarse de un problema al vender la sagrada
Imagen, a doña Ana de Matos (viuda de Sequeyra), quien destinó
una habitación de su casa para el culto de María, siempre cerca
del río, pero ahora en la cercanía de "El árbol Solo",
en donde años más tarde florecería el caserío
fundacional de lo que es hoy nuestra ciudad mariana de nombradía internacional.
La firme voluntad de quedarse para siempre en esta tierras, había sido
expresada por la Madre de Dios mediante el histórico prodigio, con
el que se iniciaba la gloriosa cadena de mil gracias y favores de tan grandiosa
trascendencia. Pero las dificultades no faltarían, y esto nos enseña
que en la vida, ningún logro auténtico, firme y perdurable,
se obtiene sin perseverancia, sin tenaz lucha en los momentos difíciles.
Todo parecía atentar contra el culto: los devotos, muy obedientes de
la voz oficial de la Iglesia, observaban con preocupación que a 40
años del Milagro, el culto no había sido oficializado; la estancia
y la capilla habían sido abandonadas por sus dueños; el camino
había sido anulado por el Gobierno, y el Negro Manuel era reclamado
por sus dueños desde Buenos Aires. Un sombrío panorama insinuaba
la irremediable extinción del culto. Pero no era la voluntad de Dios
que esto sucediera. En aquella inmensa desolación sólo surcada
por el indio y el furioso viento pampero, el estoico "Esclavo de la Virgen",
sin recursos materiales, con su sola inspiración Divina, pudo mantener
viva la llamada de aquel agonizante culto a María. La oportuna aparición
de doña Ana de Matos, cambiaría felizmente tan angustiante situación.
Doña Ana se presentó entonces ante el rector de la Catedral
de Buenos Aires para adquirir los derechos sobre la Sagrada Imagen, Juan de
Oramas (heredero universal de don Diego Rosendo), absolutamente práctico
como administrador, no dudó en acceder al deseo de la dama mediante
el pago de $200. Una vez cumplida la correspondiente tramitación, la
señora acudió presurosa a la desolada ermita, y se trajo consigo
a la Santa imagen, dejando allí al Negro Manuel. Una vieja tradición
afirma que esa misma noche, la sagrada Imagen volvió por sus propios
medios (traslocación) a la ermita de Rosendo, junto al Negro Manuel.
En consecuencia , al día siguiente, en la casa de doña Ana agotaron
todos los recursos buscándola sin éxito, hasta que un presentimiento
los llevó hasta la vieja ermita, donde la hallaron junto a su fiel
negro. Colmada de asombro, no comprendiendo del todo a aquella extraña
situación, Ana de Matos dio la orden para que el traslado se
efectuara nuevamente hacia su estancia, y volvió a colocar la efigie
en el mismo lugar del día anterior; y para mayor tranquilidad, dispuso
de una guardia especial en torno a la habitación, para que no se repitiera
el extraño suceso de la jornada anterior. No obstante tales medidas
de seguridad, sin que nadie pudiera explicarse cómo, la Sagrada Imagen
volvió a desaparecer, siendo hallada junto a su devoto esclavo, quien
había quedado desolado en la abandonada estancia de Rosendo, sumido
en la decepción y la angustia más profunda. Entonces, ahora
sí, seriamente afligida por la doble desaparición, doña
Ana comenzó a presentir que en todo aquello había algo de sobrenatural,
algo de origen divino; razón por la cual, no se atrevió a efectuar
un tercer traslado, sin antes exponer debidamente el misterioso problema ante
el obispo Fray Cristóbal de Mancha y Velazco, y ante el Gobernador
don José Martínez de Salazar. Luego de un exhaustivo y concienzudo
examen de la singular situación, ambas autoridades coincidieron en
la necesidad de tomar una imperiosa decisión: efectuar ellos mismos
el traslado. Y eso fue exactamente lo que sucedió, conformándose
a tal efecto una gran comitiva integrada por lo más representativo
de Buenos Aires y una considerable cantidad de público que se unió
a ella. Una vez en la estancia de Rosendo, el Obispo procedió a informarse
minuciosamente de todo lo sucedido, inspeccionando el lugar, examinando uno
a uno a todos los testigos de las misteriosas desapariciones, y luego de esto
reconoció sí, la invisible intervención de la mano de
Dios, antes de autorizar la histórica traslación. Fue así
entonces que, la Sagrada Imagen fue levantada en andas y, en solemne procesión
comenzó de a pie aquel traslado encabezado por un obispo y un gobernador,
muy ancianos ya, y también iba entre el público un esclavo,
el preferido de la Virgen, el Negro Manuel. Según algunos dicho traslado
debió efectuarse en los finales del año 1671, y que quizás
en una fecha muy cercana al 8 de diciembre, como preparativo de una fiesta
de la Pura y Limpia Concepción. El trayecto fue cubierto en dos jornadas
sucesivas de peregrinar rezando a través del campo, hasta que por fin
arribaron al rancho de Ana de Matos, en donde por espacio de tres días
se celebraron solemnes misas, se rezó el Santo Rosario, se cantaron
las letanías y los himnos a María Inmaculada. Finalmente, el
Prelado dejó autorizado oficialmente el culto a la Pura y Limpia Concepción
del Río Luján, quedando así, luego de 40 años
del Milagro, canonizada la devoción de un pueblo y proclamado por siempre,
el nombre de Nuestra Señora de Luján. Ahora si, la imagen de
María se quedaría para siempre en estos lugares. Vendría
luego el oratorio junto a la casa de doña Ana, y más tarde distintas
capillas antecesoras de su octavo lugar de culto, la actual Basílica
Nacional de Luján. Una vez oficializado el culto, la afluencia de peregrinos
fue creciendo, a pesar de que el pequeño oratorio no tenía clérigo
estable, razón por la cual, los oficios religiosos no eran más
que acontecimientos aislados. La siempre creciente ola de devotos, hizo pensar
a doña Ana de Matos en construir un lugar más propicio para
albergar la Imagen de María. A título de donación perpetua,
cedió entonces un predio para edificar una Capilla, más una
cuadra a la redonda, para que allí se establecieran los primeros pobladores,
más una porción de estancia al otro lado del río, que
ayudara a solventar los gastos demandados por el culto. Con fecha 2 de
octubre
de 1682 quedó formalizada la donación, aunque en 1677 a cargo
de Fray Juan de la Concepción (conocido por la historia como Fray Gabriel),
se habían comenzado a cavar los cimientos y estaba construido
el horno de ladrillos necesario para la obra. Agrupándose junto a la
capilla, dispuestos a hacer frente común a la indiada, los primeros
lujanenses fueron dando forma al caserío fundacional, aunque en un
principio más que pobladores estables, eran devotos que pasaban algunas
noches en improvisadas chozas, dejaban sus súplicas y ruegos, y volvían
a sus lugares de origen. Así nació nuestro pueblo: humilde y
silencioso, sin la llegada de un enviado del Rey para presidir la ceremonia
de fundación, como era costumbre en aquellos lejanos años. Y
tal vez a eso se deba que, aunque la aldea hubiera nacido antes, en base a
documentación puede confirmarse su existencia hacia 1740. Las paredes
del Sagrado Recinto estaban a medio levantar y algunos materiales se hallaban
acopiados para continuar con los trabajos, cuando el Fray Gabriel debió
trasladarse a Chile, con lo que la obra quedó virtualmente paralizada.
Pero un nuevo y trascendental suceso vendría a dejar una profunda huella
en esta historia, al aparecer en escena un protagonista clave: el primer Capellán
de la Virgen. Se llamaba don Pedro de Montalbo, era licenciado y además
clérigo presbítero. Radicado en Buenos Aires, se hallaba al
borde de la muerte, cuando impulsado por su gran devoción por la Santísima
Virgen, decidió realizar el penoso y largo viaje en un pesado carretón,
hasta los mismos pies de la Sagrada Imagen de Luján. La tisis pulmonar
que padecía, complicada con una severa afección cardiaca
lo redujeron al último extremo, tanto que, una legua antes de llegar
hasta el pequeño Oratorio junto a la casa de doña Ana de Matos
(hoy Dr. Muñiz junto al río) "una crisis respiratoria terminó
con su vida", según el parecer de los que lo conducían. Y en
ese estado lo presentaron ante el Negro Manuel, quien de inmediato le frotó
el pecho con el sebo de la lámpara que ardía sin cesar ante
la Bendita Imagen, hasta que el moribundo volvió en sí. Mientras
que esto sucedía, Manuel le hablaba de la confianza que debía
tener en María, ya que ésta, "lo quería para su primer
Capellán". Le preparó además una infusión con
abrojos y cardillos, más un poco de lodo que él solía
recoger del vestidito de la Sagrada imagen al regresar Ella de aquellas misteriosas
fugas nocturnas de las que habláramos anteriormente. Al tiempo de ingerir
este brebaje en nombre de la Santísima Virgen María, ya bastante
reestablecido, el licenciado prometió entonces de cuidar a la santa
Imagen hasta sus últimos días de vida, en caso de recuperar
definitivamente su desahuciada salud. Y sin más, quedó libre
de sus ahogos asmáticos y enteramente sano, a lo que todos los testigos,
no dejaron de calificar como un nuevo Milagro. Cumplió el buen hombre
con su promesa, ya que provisto formalmente del título de Capellán,
vivió y trabajó en Luján, hasta el día de su muerte.
Al momento de llegar Montalbo a Luján, las paredes del proyectado Santuario
se encontraban a medio levantar, y convencido de que la Virgen se merecía
algo más grande que el pequeño oratorio en donde se encontraba,
se dedicó empeñosamente a terminar la obra. Movió todas
sus relaciones, inclusive obtuvo un importante respaldo económico del
Gobernador de la Provincia, venció mil obstáculos, hasta que
finalmente logró la inigualable satisfacción de inaugurar el
nuevo Santuario al que se trasladó la imagen en solemne procesión,
en 1685, posiblemente, el 8 de diciembre, pudiendo considerarse a este año,
como al punto de partida de las tradicionales fiestas de los 8 de diciembre.
La fama del Santuario, llegó incluso hasta el Viejo Mundo y eran muchos
los hombres de mar que al lanzarse en sus intrépidos viajes, se encomendaban
al patrocinio de tan Milagrosa Madre. Y muy pronto la nombradía de
tan excelsa Señora, llegó a Roma, y fue el Papa Clemente XI
quien concedió la primera indulgencia plenaria "a la Capilla Pública
de la Santísima Virgen María, llamada de Luján, situada
en la campaña de Buenos Aires, en las Indias". El Fundador del primer
gran templo a María de Luján, falleció en 1701 y sus
restos fueron sepultados en este Santuario; su fe religiosa y su celo por
el culto a la Virgen, pasaron a la posteridad como modelo y ejemplo;
su título de Primer Capellán de la Virgen, es con el cual la
historia trata de rendir homenaje a la memoria del Licenciado don Pedro de
Montalbo.
Principales reseñas históricas de Luján.
(Detallada por el Dr. Jorge J.
Cortbarría a quien le agradecemos su colaboración)
1536. - El río Luján recibe ese nombre debido a que, el 15 de
Junio, en sus orillas muere el Capitán Pedro de Luján por las
heridas recibidas en la batalla de Corpus Christi.
1630. - Llega al río Luján una tropa de carretas que
transporta la sagrada imagen de la Virgen que por su propia voluntad
(al detenerse la carreta se produce el milagro) decide quedarse aquí
para siempre. Durante 56 años ella fue cuidada por el negro Manuel.
En el lugar se construyó, hacia 1635, una ermita de paja y barro
donde la imagen fue venerada.
1671. - Doña Ana de Matos, viuda de Sequeyra, compra la santa
imagen de la Virgen y logra que el Cabildo Eclesiástico de Bs. As
participe de la traslación de la imagen de la Virgen desde la
estancia de los Rosendo a la suya (hoy calle Dr. Muñiz y el río
Luján) , cerca del Árbol Solo (por un sauce solitario que estaba en
la margen izquierda del río).
1682. - Ana de Matos, el 2 de octubre, dona tierras a la
Virgen y dona su efigie a la Iglesia.
1685. - Concluye la construcción, iniciada por doña Ana de
Matos, del primer templo importante de la Virgen (conocido como
"Capilla de Montalbo", por su primer capellán y gran impulsor de su
edificación).
1711. - Instalación de la reducción de indios pampas San
Francisco Javier cerca de la capilla de Ntra. Señora, de existencia
efímera.
1722. - Se establece en Luján la primera escuela (no
oficial).
1730. - Luján es erigida en parroquia, cuyos límites eran la
cañada de la Cruz, el río de la Plata y el de Las Conchas (hoy
Reconquista).
1740. - La santa imagen es colocada en un templo provisorio
hasta que se concluyera el que comenzó a levantar el obispo Juan de
Arregui nueve años antes.
1742. – Doña Magdalena Gómez, viuda de Díaz Altamirano y
dueña de la estancia que fuera de doña Ana de Matos, por medio de su
testamento dona una manzana con destino a plaza pública y le ordena
sus herederos que vendan los solares necesarios para la formación
del pueblo en torno al santuario mariano, cosa que se practica al
año siguiente.
1752. - Para frenar los ataques de los aborígenes se crea el
cuerpo de Blandengues y la Guardia de Luján.
1753. - Se derrumba la iglesia iniciada por el obispo
Arregui, destruyéndose la “capilla de Montalbo”.
1754. - Se comienza, el 24 de agosto, la edificación de un
templo parroquial bajo la dirección de don Juan de Lezica y
Torrezuri, agradecido por los favores recibidos por parte de Nuestra
Señora. Lezica y Torrezuri logra que el Cabildo de Buenos Aires
apruebe la construcción de un puente sobre el río Luján, cuyos
ingresos de los primeros años se destinarán a las obras del templo
parroquial.
1755. – El 11 de junio el rey Fernando VI permite la obra del
puente y que su producido se aplique a la edificación del templo. El
17 de octubre el gobernador de Buenos Aires, José Andonaegui,
accediendo al pedido de los vecinos del santuario de Luján
representados por Lezica y Torrezuri, le da el título de Villa a la
aldea formada en torno al templo parroquial, de 260 habitantes.
1756. - Se instala el Cabildo, Justicia y Regimiento (único
de españoles en la campaña bonaerense), la jurisdicción se extiende
entre los ríos Areco, de la Plata y Las Conchas.
1758. - Se concluye el puente sobre el río Luján, primero de
la campaña bonaerense.
1759. - El rey de España, Fernando VI, ratifica la erección
de Luján en Villa y la creación de su Cabildo..
1760. - El Cabildo de Luján proclama al rey Carlos III.
Acuñación de una medalla conmemorativa, teatro y corrida de toros.
1763. - Se instituye a la Virgen como Patrona y se inaugura,
el 8 de diciembre, el templo construido bajo la dirección de Lezica
en el mismo lugar en que hoy se levanta la Basílica.
1767. - Se instala en Luján la primera estafeta.
1773. - Se crea la primera escuela oficial de la campaña
bonaerense.
1787. - Fray Manuel de Torres, dominico nativo de Luján,
descubre a orillas del río Luján, el esqueleto completo de un
Megaterio.
1788. - Se inaugura la primera Oficina de Correos.
1796. - Termina la construcción de la Casa Cabildo y Cárcel.
1806. - El virrey Sobremonte se detiene en la Villa de Luján
de viaje a Córdoba. El primer ejército criollo salió de Luján. Los
generales Beresford y Pack, presos en Luján.
1810. - El Cabildo de Luján es el primer ayuntamiento en
reconocer a la Junta Provisional Gubernativa instalada en Buenos
Aires el 25 de mayo. Belgrano pone bajo la advocación de la Virgen
de Luján a su ejército en su campaña al Paraguay.
1812. - Carlos Belgrano, hermano de Manuel, es comandante
militar de Luján. Luján entrega 93 caballos al Regimiento de
Granaderos a Caballo. Impresión de la primera crónica histórica de
la Virgen de Luján, cuyo autor es el presbítero Felipe José Maqueda.
1813. - Banderas de la batalla de Salta, tomadas a los
realistas, son recibidas y depositadas a los pies de la Virgen.
1814. - Manuel Belgrano, derrotado en las batallas de
Vilcapugio y Ayohuma queda demorado en esta Villa hasta que
finalicen las actuaciones por esas derrotas.
1818. - Después de los triunfos de Chacabuco y Maipú, el
General San Martín, en viaje a Buenos Aires, agradece a la Virgen.
1819. - El Cabildo de Luján rechazó la Constitución de 1819.
1820. - El Cabildo de Luján desconoce al Congreso de Tucumán
(instalado en Buenos Aires). Se firma el tratado del Pilar en
jurisdicción del Cabildo de Luján. Miguel Estanislao Soler es
designado Gobernador de Buenos Aires y aceptado por ese Cabildo.
Después de la batalla de Cañada de la Cruz, el Cabildo de Luján se
apresura a nombrar a Carlos María de Alvear como gobernador de
Buenos Aires, pero es rechazado por el Cabildo capitalino.
1821. - El 31 de diciembre, por inspiración de don Bernardino
Rivadavia, ministro del gobernador Martín Rodríguez, la Sala de
Representantes suprime los Cabildos de Buenos Aires y Luján.
1822. - Asume el primer juez de paz, en reemplazo del
extinguido Cabildo. La Villa pierde jurisdicción sobre los pagos de
Pilar, Areco, Exaltación de la Cruz y Navarro. La parroquia es
desapoderada de los terrenos de la Virgen.
1824. – Arriba a la Villa de Luján, el 18 de enero, la misión
Muzi, entre cuyos integrantes figuraba el canónigo Juan María Mastai-Ferretti,
futuro papa Pío IX, beatificado en 2000.
1825. - Luján participa con hombres que integran un
regimiento en la guerra con Brasil que culmina con el triunfo de
Ituzaingó (1826).
1828. - Se instala en Luján, en carácter de médico de Policía
del Departamento del Centro de la Provincia de Buenos Aires, el
doctor Francisco Javier Muñiz, que reside hasta 1848, efectuando
investigaciones paleontológicas, geológicas y etnográficas.
1835. - El general José María Paz es trasladado desde Santa
Fe a la cárcel de Luján. Cumple prisión hasta 1839.
1852. - El Ejército Grande, nombre de la alianza del general
Justo José de Urquiza con Uruguay, Brasil y Entre Ríos, pasó y
acampó en Luján, antes de su avance hacia Caseros, donde el 3 de
febrero derrotará al gobernador don Juan Manuel de Rosas.
1856. - Se instala, el 26 de enero, la Municipalidad de
Luján.
1858. - Se erige el monumento al general Manuel Belgrano,
primero en el país.
1859. - El Ejército de Buenos Aires, que sale a enfrentar a
Urquiza, pasa por Luján y, después del triunfo de Urquiza en Cepeda,
Luján los recibe antes del Pacto de San José de Flores.
1864. - El 23 de Mayo llega "La Porteña" primera locomotora
de la Argentina, fabricada en Inglaterra. El 30 de agosto de 1857
inició sus servicios desde Plaza Lavalle.
1865. - El partido de Luján pierde superficie al crearse el
de Moreno. Soldados lujanenses participan en la Guerra del Paraguay.
Se levanta en la calle Constitución (hoy San Martín) la Escuela de
Niñas, que se inaugura en 1866, con la asistencia del gobernador de
la provincia de Buenos Aires, Mariano Saavedra. El viejo edificio es
demolido en 1930. Hoy día es la sede de la Asociación Cultural
Ameghino.
1867. - Luján sufre una epidemia de cólera.
1869. – Primer Censo Nacional de población: el partido de
Luján, que entonces incluía lo que hoy es General Rodríguez, tiene
10.256 habitantes y la localidad cabecera, 3.256
1871. - Luján es refugio de familias de Buenos Aires que
escapan de la epidemia de fiebre amarilla.
1872. - Se hacen cargo del Santuario los padres lazaristas o
vicentinos (28 de enero).
1874. - Por levantarse contra las autoridades constituidas,
el general Bartolomé Mitre, ex presidente de la República,
derrotado, queda preso en la ex Casa Cabildo de Luján.
1875. - El 17 de enero de 1875 se inaugura la Biblioteca
Popular.
1876. - Se crea la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos.
1880. - En el Combate de Olivera, en junio, se enfrentan las
fuerzas nacionales al mando del coronel Eduardo Racedo, con las
provinciales, dirigidas por el coronel José Inocencio Arias.
Triunfan las primeras
1881. – El partido Luján queda reducido a sus límites
actuales al separarse General Rodríguez por ley de 1878. Luego de
federalizada Buenos Aires, Luján es propuesta para capital de la
provincia. Censo provincial de población: el partido tiene 7.581
habitantes y la localidad cabecera, 3.451
Se inaugura el telégrafo. El gobernador Dardo Rocha inaugura el
Hipódromo de Luján.
1886. - Se elige y asume al primer intendente municipal, don
Eduardo Guillermo Oliver.
1885. – Publicación de la “Historia de Nuestra Señora de
Luján” escrita por el P. Salvaire.
1887. - 8 de Mayo. Coronación de la Virgen y colocación de
una “rayera” o nimbo ojival para diferenciarla de otras imágenes.
Siete días después se coloca la piedra fundamental de la Basílica,
por iniciativa del padre lazarista Jorge María Salvaire.
1888. - Se suprime el cobro del peaje del puente o pontazgo.
1889. - El ingeniero Rodolfo Moreno comienza la construcción
de los terraplenes de defensa del río.
1890. - El primer teléfono. Con autorización del arzobispo de
Buenos Aires, Mons. León Federico Aneiros, comienza, el 6 de mayo,
la construcción de la Basílica, cuyos planos son del ingeniero
Ulrico Courtois.
1892. - Instalación del primer hospital, creado por la
Sociedad Hermanas de los Pobres, fundada en 1890.
1893. - 3 de mayo. Luján es declarada Ciudad.
1895. – Gran peregrinación de los uruguayos.
1896. – Se coloca la piedra fundamental del Colegio Nuestra
Señora de Luján, desde 1904 regenteado por los Hermanos Maristas.
1897. - Para facilitar el traslado de los peregrinos, se
instala la Estación Basílica, con un ramal hasta la actual estación.
1898. - El 24 de abril tomó posesión canónica de la diócesis
de La Plata, Mons. Mariano Antonio Espinosa. Producido el
desmembramiento de la arquidiócesis de Buenos Aires, Luján pasa a
la jurisdicción de la nueva diócesis.
1899. – Fallece, el 4 de febrero, el P. Salvaire.
1900. - La Virgen de Luján es nombrada Patrona de la
Provincia de Buenos Aires.
1901. – Inauguración del alumbrado eléctrico, de la actual
sede del Hospital Nuestra Señora de Luján y la Colonia Doctor
Domingo Cabred (Open Door).
1904. - La Virgen de Luján es colocada, el 4 de diciembre, en
su actual camarín.
1910. - Se inauguran la actual Casa Municipal (25 de mayo) y
la Basílica (4 de diciembre).
1911. - El 6 de agosto muere en La Plata Florentino Ameghino.
1913. - Fundación de la Sociedad Pro Enseñanza Normal, actual
Asociación Cultural y Biblioteca Popular Florentino Ameghino.
1914. – Tercer Censo Nacional de población: el partido de
Luján tiene 20.813 habitantes y la localidad cabecera, 9.420
1917. - Domingo Fernández Beschtedt, comisionado municipal de
Luján, gestiona y logra la creación del Museo Colonial e Histórico
de la Provincia de Buenos Aires (actualmente Complejo Museográfico
Provincial) sobre la base de la ex Casa Capitular y Cárcel y el ex
Estanco de Tabacos y Naipes o “Casa del Virrey”.
1923. - 12 de octubre se inaugura el Museo Colonial e
Histórico de la Provincia de Buenos Aires.
1930. – En el tricentenario de su primer milagro, el 5
octubre la Virgen de Luján es jurada como Patrona de Argentina,
Uruguay y Paraguay, título que le concedió Pío XI el 8 del mes
anterior, El 6 de octubre se consagra el templo. El 15 de noviembre
Pío XI concede al santuario el título de Basílica.
1934. – En octubre, luego de presidir el Congreso Eucarístico
Internacional, visita Luján el cardenal legado papal Eugenio
Pacelli, futuro papa Pío XII.
1935. – A cabo de 45 años de ardua labor, se da por
finalizada la construcción de la Basílica Nuestra Señora de Luján..
Creado el Obispado de Mercedes (24 de febrero), por desmembramiento
de la diócesis de La Plata, Luján pasa a la nueva diócesis.
1937. - Celebración del Segundo Congreso Eucarístico
Nacional, del 8 al 10 de octubre, celebrando el cincuentenario de la
coronación pontificia de Ntra. Sra. de Luján.
1938. - Se inauguran las recovas que flanquean la Avenida
Nuestra Señora de Luján.
1940. - Se crea el Museo de Transportes, primero en
Sudamérica en su especialidad.
1942. - El Poder Ejecutivo Nacional declara, por decreto
120.411, a la ex Casa Capitular y Cárcel y al ex Estanco de Tabacos
y Naipes de Luján como Monumentos Históricos Nacionales.
1947. – Celebración del Primer Congreso Mariano Nacional, del
8 al 10 de octubre.
1960. - El 28 de septiembre sale por primera vez de la
Basílica de Luján la auténtica imagen de Nuestra Señora, en misión
por Rodríguez, Morón, Lomas de Zamora, Avellaneda, Quilmes Luego de
presidir el Primer Congreso Mariano Internacional en Palermo, el 14
de noviembre la santa efigie de Luján regresa a su Basílica.
1962. - El 6 de junio muere en Buenos Aires don Enrique
Udaondo.
1969. - El 30 de noviembre el Presidente “de facto” de la
República, Tte. Gral. Juan Carlos Onganía, consagra la Nación al
Inmaculado Corazón de María, en Luján. A donde arribó luego de
caminar desde General Rodríguez (15 Km.).
1972. - Por iniciativa de un grupo de vecinos organizados en
Comisión Pro Universidad Nacional de Luján se crea, por ley 20.031,
del 20 de diciembre, la Universidad Nacional de Luján (U.N.LU.)
1980. - Se inaugura la cripta de la Basílica como templo de
América, con las imágenes de las patronas de pueblos hermanos. El
régimen militar suprime la Universidad Nacional de Luján. El censo
nacional de población refleja una población total de 68.689
habitantes en el partido de Luján.
1981. - Se inauguran la actual sede del Museo Municipal de
Bellas Artes Fernán Félix de Amador y el Teatro Municipal Trinidad
Guevara.
1982. - 98 soldados, 7 suboficiales y 1 personal civil de la
marina mercante intervienen en la Guerra de las Malvinas. Tres de
ellos yacen en esas lejanas tierras argentinas. El 11 de junio
visita Luján el papa Juan Pablo II para orar por la paz.
1984. – En virtud de la ley 23.044, el 30 de julio de 1984 se
reabre la Universidad Nacional de Luján.
1988. - La Congregación para los Obispos promulga, el 12 de
mayo, el decreto por el cual se añade el nombre de Luján a la
entonces diócesis de Mercedes, que pasa a llamarse «diócesis de
Mercedes-Luján»
1997. - 21 de noviembre. Juan Pablo II eleva la diócesis de
Mercedes-Luján al rango de arquidiócesis, inmediatamente sujeta a la
Sede Apostólica.
1998. - El Poder Ejecutivo Nacional declara, por decreto Nº.
283, a la Basílica de Nuestra Señora de Luján como Monumento
Histórico Nacional.
2001. - Censo Nacional de población: el partido de Luján
tiene 93.980 habitantes y la localidad cabecera, 66.448.
Agradecemos la colaboración del
Dr. Jorge J. Cortabarría |